Crónica de un apagón anunciado (o cómo mis manías me salvaron el día)
Siempre me han dicho en casa que soy un poco exagerada. Que si camping gas por si acaso, que si latas, agua, botiquín de emergencia, linternas por todos los rincones y baterías externas siempre listas para la acción. Se reían… hasta que llegó el apagón. Ahí, de repente, mi “exageración” se convirtió en sabiduría ancestral.
Todo lo previsto se usó: el camping gas para calentar algo rico, las linternas nos guiaron por la oscuridad como si estuviéramos en una peli de aventuras y las baterías externas salvaron nuestros móviles. Solo falló una cosa: la famosa radio vintage que nos regaló mi amiga Pili… que estaba tan bien guardada que ni mi otra mitad recordaba su existencia. Misterios del hogar.
Aproveché la luz natural todo lo que pude para pintar, aunque tengo que reconocer que la musa no estaba muy colaboradora. Apagar el mundo también desconectó un poco la inspiración. Aun así, un rato de pincel aquí, otro allá, y al menos el espíritu creativo no se apagó del todo.
Al caer la noche, paseo con linternas, nuestras chuchas encantadas con sus collares luminosos —que, por supuesto, estaban cargadísimos, como buena previsora— y la sensación de que, aunque el mundo se detenga un momento, hay cosas que siguen: la calma, el arte, la risa compartida.
Y hablando de arte…
Te muestro uno de mis últimos trabajos: un abanico pericón pintado a mano. Porque incluso en los días oscuros, algo bello siempre puede abrirse paso.
¿Y tú? ¿Cómo viviste la desconexión? ¿Estabas preparado o te pilló con la linterna sin pilas?
→ Descubre más abanicos pintados a mano aquí
https://www.olekarte.com/abanico.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario