Lo confieso: huelo a vacaciones y ya no me concentro. El pincel me tiembla, la cabeza se me va detrás de un atardecer y el taller empieza a parecer una pista de despegue. Y es que mañana toca hacer maletas, y como siempre, alguna de mis túnicas de seda pintadas a mano se viene conmigo.
No es por presumir (bueno, un poco sí), pero son la prenda perfecta para viajar:
✔️ No se arrugan
✔️ No pesan nada
✔️ No transparentan (y llevan forro)
✔️ Y encima quedan bien hasta con cara de siesta, pelo de salitre y chancla en la mano.
Son esas prendas que te salvan en la maleta, que sirven para un paseo al atardecer, una cena en el chiringuito o una escapada improvisada al mercadillo de artesanía.
Khala y Ada tienen sus planes (y sus bikinis)
Mientras yo hago listas mentales, Khala y Ada –mis perras– ya tienen su maleta preparada: campo, pozas, paseos nocturnos y su lugar en la terraza desde donde vigilan el mundo con aire veraniego.
Ellas sí que saben lo que es desconectar. Yo, entre siesta y paseo, aprovecho para dejar que se cuele la inspiración de cara a la nueva colección de otoño, que ya empieza a tomar forma con ideas que nacen entre piedras, ramas y cielos de esos que te hacen frenar.
Cada túnica es única, como cada verano
Pintadas a mano, con mimo y sin prisas, estas túnicas están hechas para quienes valoran la autenticidad, el trabajo artesanal y vestir algo especial. Porque no son solo ropa: son una forma de expresarte, de sentirte cómoda, guapa y libre.
Y sí, también de hacerte la foto ideal al borde de la piscina o en el sendero menos transitado.
¿Te vas de vacaciones y buscas una prenda única que te acompañe?
👉 Escríbeme. Todavía estás a tiempo de encontrar tu túnica de seda pintada a mano.
Que sea la prenda que te acompañe en ese viaje que llevas tiempo soñando.
Ligera, práctica y sobre todo, especial. Como tú.