www Olek'Arte.com
Trabajar de cara al público en un taller artesanal da para muchas historias. Algunas enternecen, otras sorprenden… y otras, como esta, invitan a tomarlas con humor y una pizca de ironía.
Un día cualquiera, mientras atendía en mi espacio de artesanía textil, entra un hombre y elige un pullover artesanal y una boina hecha a mano. Como siempre, me pongo a envolver la prenda con cuidado, dedicándole el tiempo y el mimo que merece cada pieza única.
— Ahora mismo, me dice.
Mientras trabajo, añade sin demasiada delicadeza:
— No se esfuerce, es para una vieja.
Sigo envolviendo, incluso con más atención. Entonces remata:
— Tendrá unos 50 años.
Ahí ya no puedo evitar responder. Con calma y una sonrisa le explico que tengo bastante más de cincuenta años, que no me considero vieja y que, además, me siento estupendamente. Porque la edad no define ni el estilo, ni la actitud, ni mucho menos el valor de una persona.
El cliente paga, saca un fajo de billetes innecesario para el importe. Al contar el cambio aparece un papel con un número de teléfono. Se lo devuelvo junto a sus dos euros.
— Por si quieres que tomemos algo, me dice con una sonrisa confiada.
Le miro, le sonrío también y contesto con ironía:
— Lo siento, yo no salgo con alguien tan mayor.
Artesanía, humor y carácter
Estas pequeñas anécdotas forman parte del día a día cuando creas y vendes prendas artesanales hechas a mano. Detrás de cada pullover, boina o complemento hay horas de trabajo, experiencia y una forma de entender la moda sin edades, con personalidad y autenticidad.
La artesanía no solo viste el cuerpo, también cuenta historias. Y algunas, como esta, merecen ser compartidas con una sonrisa.
Si quieres conocer mis prendas textiles únicas, puedes verlas en la web o visitarme en el Paseo de Recoletos, stand 29, donde estaré durante la campaña. Aquí cada pieza tiene alma, y la edad… solo suma estilo.




























.png)
